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lunes, 3 de noviembre de 2014

Novelas navarras con premio

A nadie se le escapa que en los últimos tiempos la narrativa navarra está en auge. Se escribe más, se publica más y se lee más. Y, a veces, con un poco de suerte, se abre un hueco en escaparates y medios de comunicación.

No es mal momento, pues, para recordar qué novelas navarras han sido premiadas en lo que va de siglo XXI.

  • Juguetes sin recoger, de Ignacio Lloret. Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2001.
  • El Centinela de Piedra, de Álvaro Osés Arbizu. Premio Desnivel 2003.
  • Sombras lentas que caen, de Eduardo Iriarte. Premio Gabriel Sijé 2004.
  • Atrapados en el paraíso, de Patxi Irurzun. Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2004.
  • Insomnio, de Fernando Luis Chivite. Premio Café Gijón 2006.
  • El fuego de la tierra, de Pedro Lozano Bartolozzi. Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2007.
  • Lo que el aire mueve, de Manuel Hidalgo. Premio Ciudad de Logroño 2007.
  • Más allá de la fragua, de Eduardo Iriarte. Premio Francisco Umbral 2007.
  • Antzararen bidea, de Jokin Muñoz. Premio Nacional de la Crítica 2008.
  • La línea Plimsoll, de Juan Gracia Armendáriz. Premio Tiflos 2008.
  • Rojo alma, negro sombra, de Ismael Martínez Biurrun. Premio Celsius 2009.
  • Las huellas erradas, de Eduardo Iriarte. Premio Ciudad de Logroño 2009.
  • La mala estrella, de Agustín Tejada Navas. Premio Ciudad de Almería 2009.
  • Beautiful Rhodesia, de Carlos Erice Azanza. Premio López Torrijos 2011.
  • Mujer abrazada a un cuervo, de Ismael Martínez Biurrun. Premio Celsius 2011.
  • El jurado número 10, de Reyes Calderón. Premio Abogados 2013.
  • Lo que la nieve esconde, de Jokin Azketa. Premio Desnivel 2013.
  • El honor es una mortaja, de Carlos Bassas. Premio Ciudad de Carmona 2013.
  • Garatea, de Koldo Azkune. Premio a la Creación Literaria del Gobierno de Navarra 2014.
  • La Marquesa, de José Manuel Cenzano. Premio Ciudad de Almería 2015.
  • Los niños bomba, de Bea Cantero. Premio Café 1916 2015.
  • Dispara a la luna, de Reyes Calderón. Premio Azorín 2016.
  • Fantasías absurdas, de Idoia Saralegui. Premio de la Asociación de Escritores de Romántica 2016.
  • Siempre pagan los mismos, de Carlos Bassas. Premio Tormo Negro 2016.
  • Todo esto te daré, de Dolores Redondo. Premio Planeta 2016.
  • Ehiztariaren isilaldia, de Luis Garde. Premio Euskadi de Literatura 2016.
  • El sueño eterno de Kianda, de Borja Monreal Gainza. Premio Benito Pérez Armas 2016.
  • Justo, de Carlos Bassas. Premio Hammett 2018.

Como seguro que me estoy dejando alguna, avisadme y actualizo la lista.

Carlos Bassas, en Carmona

 

martes, 25 de octubre de 2011

Boom de la narrativa navarra

Dicen Eduardo Laporte y Patxi Irurzun, medio en serio medio en coña, que son la locomotora de la narrativa navarra. Y yo creo que es verdad. Con pocos días de diferencia sacaron a la calle sus libros, Luz de noviembre, por la tarde y Dios nunca reza.

Me han encantado los dos y se están hartando de cosechar buenas críticas, espero que cosechen euros también. Los dos son majos, irónicos y divertidos. Me gustaría cocerme un día con ellos, que siempre que coincidimos solo hemos disfrutado de pedus interruptus.

Son locomotora pero no son los únicos. Ahí está Carlos Aurensanz, un Ken Follett ribero que vendió 20.000 (¡20.000, qué cabrón!) ejemplares de su primera entrega sobre los Banu Qasi y anda de gira presentando la segunda.

Qué decir de Ismael Martínez Biurrun, ganador por dos veces del Celsius a la mejor novela de fantasía, terror o ciencia ficción escrita en castellano (ahí es nada) y que acaba de publicar El escondite de Grisha. Y también como bestseller destaca Julia Montejo con su Violetas para Olivia.

En un peldaño superior tenemos a los consagrados, Sánchez-Ostiz, Chivite, Gracia Arméndariz. En cierto modo ellos desbrozaron la senda y llevan ventaja, más que merecida por otra parte.

Y ya andan avisando las nuevas generaciones, las literarias, las otras no sé, con los recientemente premiados Margarita Leoz y Pablo Laporte, Laporte II para los pelotazales.

Si crudo lo tienen en cuanto a promoción la mayoría de estos autores castellano- escribientes, peor aún lo tienen los euskaldunes, con Aingeru Epaltza a la cabeza y los escritores de novela negra, nobela beltza esango genuke, Alberto Ladron Arana, con su reciente Zer barkaturik ez así como Jon Arretxe, autor de Tangerko ametsak. Jon es un vizcaino que vive en Arbizu y ya sabemos que los de Arbizu nacen donde les da la gana.

En fin, da pena que de todos estos autores y libros la mayoría de la población navarra no tenga noticia. Sabemos más de Belén Esteban, de Mendilibar o de Stieg Larsson que de ellos o ellas.

No sé quién tiene la culpa.

Yo, por si acaso, igual me quedo a vivir en Zimbabwe.