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lunes, 3 de junio de 2019

Libros para el fin de un imperio

Bajo este título que tan majo me quedó, la Biblioteca General de Navarra organiza una charla que tendré el gusto de dar el próximo martes, 11 de junio, a las 17:30, en la Sala de la Planta 1.






En marzo de 1961, movimientos guerrilleros atacaron haciendas de colonos portugueses en el norte de Angola. Así comenzaba una serie de guerras de independencia que finalizaría, trece años después, con la Revolución de los Claveles.


Lobo Antunes, Lídia Jorge, Pepetela, Mia Couto o Teolinda Gersão son solo algunos de los autores que comentaremos el próximo martes 11.


A través de sus obras, conoceremos una época cargada de violencia, traumas y explotación. Una época terrible que ha producido una literatura asombrosa en lengua portuguesa.


En ambos hemisferios.


Columna portuguesa en el norte de Angola. Hacia 1970. El cartel dice "Respeta la vejez".







lunes, 27 de noviembre de 2017

El sueño eterno de Kianda, de Borja Monreal Gainza

No sé qué nos da el final del África colonial portuguesa a los escritores navarros, pero es cierto que es un tema que aparece con cierta periodicidad en nuestra obra. Al guion que preparó en su momento Carlos Bassas para la versión cinematográfica de Un día más con vida y a la novela La granja de Perla, escrita por un servidor, se acaba de unir El sueño eterno de Kianda, flamante ganadora del Premio Benito Pérez Armas.


A través de los ojos negros de Kianda, londinense de Angola, asistimos al relato de la historia de su país, desde el levantamiento de la UPA contra el poder colonial en 1961 y la posterior represión por parte de los portugueses hasta la actualidad, pasando por la independencia de 1975 y la guerra civil que la sucedió.


Alternando épocas, puntos de vista y voces narrativas, Borja Monreal Gainza recorre cincuenta años de lucha y decepción, de discriminación racial y desigualdad social, de derrota y esperanza. Con un lenguaje cuidado y sin alardes, Borja combina las distintas visiones literarias que este conflicto nos ha dejado, desde la de Lobo Antunes hasta la de Pepetela, y las personifica valiéndose de la trayectoria vital de tres guerrilleros, la de sus parejas y la de unos hijos que tratan de comprender.


De este modo, la novela navega con éxito por el desencanto y la revolución, por la sensación de que la marcha de los colonos no supuso el final de la guerra ni de las desigualdades y retrata una sociedad angoleña actual muy capaz de adaptarse a los cambios y a las circunstancias.


En resumen, una gran novela de este joven escritor navarro-canario que resulta, sin duda, imprescindible para quienes sientan interés por el reciente pasado iberoafricano.



11 de noviembre de 1975, el ejército portugués abandona Angola


martes, 10 de marzo de 2015

El rencor siempre tiene buena memoria, en Fiat Lux

Hace unos días, la versión digital de Fiat Lux, la revista especializada en literatura negra y periodismo digital, me publicó El rencor siempre tiene buena memoria, este cuento negro y africano, a caballo entre el presente y el pasado colonial de Guinea Ecuatorial. Vamos, en mi línea.



El rencor siempre tiene buena memoria
 

Los niños son crueles. Les gusta reírse del diferente, señalarlo, mofarse de él. Son verdaderos expertos en hacer sufrir al que consideren inferior o distinto.
Disfrutan.
Son sádicos.
Nadie, nadie como ellos para torturar a los demás.
Del diario de R.D.N., localizado entre sus efectos personales.
Número de registro 2013/AS-368
Cuerpo Nacional de Policía
 

 
Llueve. A mares. Como si nunca fuera a parar. Y, pese a los años, no terminas de acostumbrarte. No, no terminas.

Aunque allá hubiera épocas en las que caía igual.

O más, incluso, mucho más.

Rodeas la taza de chocolate caliente con tus manos heladas mientras observas la cristalera empañada; figuras con paraguas, figuras con prisas, figuras con bolsas. Algunas luces de Navidad adornan borrosas la plaza.

Desde luego, chica, quién te habrá mandado embarcarte en semejante aventura. En mala hora descubrió tu hija esa página web. Pero qué le vas a hacer, te puede la nostalgia, te puede.

Sí, la nostalgia.


Si quieres continuar leyendo, haz clic aquí.

 

lunes, 4 de noviembre de 2013

La canción de Mbama, de Javier Reverte

De vez en cuando hemos hablado en este blog de novelas guineanas, como El cooperante, Palmeras en  la nieve o Las tinieblas de tu memoria negra.
 
Unos son autores de aquí y otros de allá.
 
Algunas están ambientadas en la actual Guinea Ecuatorial y otras en la antigua Guinea Española.
 
Y algunas combinan ambas épocas.

Es este el caso, también, de La canción de Mbama, de Javier Reverte, uno de los autores españoles más prolíficos en lo que a África se refiere, y del que ya comentamos en su día el soberbio thriller El médico de Ifni.

La canción de Mbama es una novela corta, rápida, que resume cuarenta años de la vida de un médico navarro en Guinea, desde los años finales de la colonización española hasta la actualidad, pasando por la descolonización y las dictaduras de Macías y Obiang.

Y, pese a estar ambientada en África, lo que más de ha gustado de la novela es ese aire a western que desprende, con sus odios atávicos y sus deseos de venganza paciente.

Toca también otros temas interesantes, como el de la cooperación internacional, que ya vimos en la novela de Javier Oliva, la opinión nativa sobre la época colonial, aparecida la de Donato Ndongo o los de las relaciones amorosas/sexuales entre europeos y nativas, tratado en la novela de Luz Gabás.

En resumen, una estupenda novela para darnos un garbeo por el África hispana, tan desconocida, paradójicamente, por estos lares.


 

lunes, 7 de octubre de 2013

Balance de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión 2013

Vuelven los libros a las cajas de cartón, esperando a otra feria, aunque muchos ahora estén repartidos en las estanterías de tantos hogares.

Como siempre, han sido días de placer buscando y rebuscando esas novelas que siempre he querido tener.

Aquí va la lista de adquisiciones de este año, novela negra, navarra, ambientada en África, en Rusia o en la India británica. Ahora solo nos queda esperar a que llueva para disfrutarlos en mi sofá.

  • Las huellas erradas, de Eduardo Iriarte.
  • Cosecha roja, de Dashiell Hammett.
  • Violetas para Olivia, de Julia Montejo.
  • Canta la hierba, de Doris Lessing.
  • Sólo una muerte en Lisboa, de Robert Wilson.
  • La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz.
  • Reparto de despojos, de Paul Scott.
  • La casa Rusia, de John le Carré.
  • La justicia de los errantes, de Jorge Díaz.
  • La canción de Mbama, de Javier Reverte.


Os dejo con un fragmento de la gran serie británica La Joya de la Corona, basada en la tetralogía de Paul Scott El cuarteto del Raj, y que se cierra con ese Reparto de despojos que ya me está esperando.

 
 

viernes, 24 de mayo de 2013

Literatura colonial portuguesa (V)

Cuando faltan pocos meses para que se conmemoren los 40 años de la Revolución de los Claveles, que puso fin a trece años de guerra colonial, en Portugal se preparan para una nueva avalancha de novelas ambientadas en las selvas y matas de Angola, Guinea y Mozambique.

Una de las primeras en ser publicadas, apenas diez años después del final del conflicto, fue esta Autopsia de un mar de ruinas. Su autor, João de Melo, destinado en Calambata (norte de Angola) a comienzos de los años 70, fue, como Lobo Antunes, miembro de los servicios médicos del ejército portugués. Lo que allí vio, lo que allí sufrió, ha marcado su obra literaria.
 
La estructura de esta novela alterna dos voces opuestas, la de los soldados portugueses, en los capítulos impares, y la de los nativos africanos, en los pares.

Así, de una parte, compartimos las experiencias bélicas, tan próximas a la locura, de aquellos jóvenes reclutas obligados a cumplir el servicio militar a miles de kilómetros de sus hogares. A través de esas páginas, podemos vivir sus momentos de pánico en combate, la crueldad con la que trataron a los africanos y el desprecio del que fueron objeto por parte de los colonos blancos.

El punto de vista nativo, en cambio, ofrece la miseria de un sistema social racista, colonial, con familias enteras desplazadas de sus lugares de origen y confinadas en sanzalas, aldeas artificiales en las que la policía y el ejército portugués pretendían controlar a la población civil y evitar su contacto con los movimientos guerrilleros independentistas. El gran mérito literario de João de Melo lo encontramos precisamente en estos capítulos, en los que los nativos se expresan desordenadamente en el idioma de los colonizadores (cabe destacar, en este punto, la extraordinaria traducción de Rebeca Hernández, asesorada por el propio Melo). Así, conoceremos su pobreza inmensa, el maltrato que sufren, los abusos de todo tipo, y casi siempre bajo un prisma femenino, en una nueva muestra de que las mujeres son las grandes víctimas de cualquier guerra.

Autopsia de un mar de ruinas es, pues, otro gran relato, descarnado, de aquellos años oscuros de la historia africana y portuguesa, pero es también, y sobre todo, un brillante ejercicio literario donde el agua y la sangre todo lo salpican.

 

domingo, 10 de marzo de 2013

Literatura colonial portuguesa (IV)

Sin ser estrictamente una novela de ambiente colonial, la guerra que libró Portugal en África hasta mediados de los años setenta revolotea por todas las esquinas de Tu rostro será el último.

Su autor, João Ricardo Pedro, un ingeniero en paro que ganó con esta novela el premio Leya en 2011, arranca la narración cierto 25 de abril de 1974. Ambientada al inicio en una aldea con nombre de mamífero, desgrana la historia de una familia, los Mendes, marcada por el final de la dictadura salazarista, el shock que supuso para nuestros vecinos de península la guerra de Ultramar y la transformación que sufrió Portugal con la Revolución de los Claveles.

Es, desde luego, una novela de iniciación, de crecimiento y de madurez. Aunque, supongo, el retrato de la familia Mendes sea una excusa formidable para acercarnos a la historia reciente de Portugal, a los oscuros años de dictadura y represión, a la guerra en las selvas de Angola que enloqueció a tantos soldados portugueses, a unas gotitas de saudade por Lourenço Marques (hoy Maputo, la capital del entonces Mozambique portugués, la perla de su imperio colonial), y al regreso masivo de los cientos de miles de colonos expulsados de África, los retornados, empobrecidos y señalados por sus compatriotas metropolitanos, que les culpaban de la muerte de tantos soldados en una guerra que pretendía defender sus privilegios. 

Ricardo se apoya en una prosa aparentemente sencilla, pero poéticamente trabajada, para describir todos esos traumas lusos a través de los ojos y las manos de Duarte, nuestro Duarte, el hijo de la familia Mendes, pianista y futbolista frustrado, y admirador, a partes iguales, de Agostinho, Jordão, Van Basten y Johann Sebastian Bach.

Se supone que es su debut literario. Un debut deslumbrante y condensado en poco más de 200 páginas, algo impensable en el panorama editorial español, que jamás premiaría a un novel ni a un libro que pesara menos de un kilo.

País.
 

domingo, 24 de febrero de 2013

Wilbur Smith

Wilbur Addison Smith, nacido en 1933 en Kabwe (Zambia), en el seno de una familia de colonos británicos cuando este territorio se llamaba aún Rhodesia del Norte, es uno de los escritores de habla inglesa más traducidos y vendidos a escala mundial.

Pese a no ser demasiado conocido en España, en otros países de habla española, como Argentina, resulta todo un bestseller. Smith es, a mi juicio, el gran maestro de la novela de aventuras, capaz de llevarnos a escenarios exóticos, a los paisajes coloniales de su juventud, con un ritmo y unas tramas la mar de entretenidas.

Sus mayores éxitos se los debe a una serie de novelas, auténticas sagas familiares, protagonizadas por los Courtney y los Ballantyne, que describen la historia del sur de África desde la llegada de los primeros europeos a la zona en el siglo XVII hasta la actualidad. A través de esta prolífica obra, el autor desgrana conflictos amorosos, raciales o históricos, que incluyen la colonización, la participación sudafricana en las dos guerras mundiales, los regímenes de segregación racial en Sudáfrica y la Rhodesia de Ian Smith o el final del apartheid. Todo ello condimentado con ingredientes como el sexo y los intereses económicos que la emparentan claramente con éxitos televisivos yankis como Dallas, Falcon Crest o Dinastía, aunque aderezados eso sí, con oro, diamantes, leones, elefantes y la lucha de los pueblos nativos africanos por su emancipación.

Algunas de las novelas de más éxito de esta serie son Cuando comen los leones, Furia, El poder de la espada o Costa ardiente. Acaba de ser publicada en España El destino del cazador, de momento la última de la saga, en Duomo Ediciones, donde podéis encontrar también algunas de las novelas que componen su saga dedicada al Egipto de los Faraones.






 

jueves, 25 de octubre de 2012

Donato Ndongo-Bidyogo, escritor ecuatoguineano

Hasta 1968, Guinea Ecuatorial estaba dividida en dos provincias españolas, Fernando Poo y Río Muni. El 12 de octubre de ese año, Manuel Fraga Iribarne se desplazó hasta el territorio para proclamar la independencia de la hasta entonces conocida como Guinea Española.

Desde ese momento, poca, muy poca literatura ecuatoguineana ha llegado hasta la Península.

Uno de sus máximos exponentes, absolutamente desconocido para el público español, es Donato Ndongo-Bidyogo, escritor y político opositor al régimen del dictador Teodoro Obiang.

En 1987, su novela Las tinieblas de tu memoria negra alcanzó la categoría de finalista del Premio Sésamo de Novela Corta, hoy desaparecido, y que cuenta en su nómina de ganadores con autores como Soledad Puértolas, Juan José Millás o Eduardo Mendicutti.

En esta novela, en la que Donato Ndongo demuestra un dominio del lenguaje que para sí quisieran (quisiéramos) muchos de los autores españoles de éxito, se desgranan las vivencias de un niño guineano a caballo entre dos culturas, la de su tribu de origen, y la que recibe de sus maestros españoles, en una época en la que Cristo, Franco y José Antonio ocupaban el lugar preferente en las aulas, ya fuera en la Península, ya fuera en el corazón de la Guinea continental.

Sevilla de Niefang, localidad natal de Ndongo, en la época colonial (imagen tomada de Crónicas de la Guinea Ecuatorial). Llaman la atención las guineanas vestidas de sevillana.

Este tema, el de la aculturación del nativo o, mejor dicho, el de la mezcla de su cultura vernácula con la del colonizador, es recurrente en la literatura africana y, por extensión, en la literatura de temática colonial (inolvidable el personaje angloindio Ari Kumar de La joya de la Corona de Paul Scott).

Las tinieblas de tu memoria negra es, también, una novela de iniciación, en la que Ndongo maneja magistralmente estilos literarios diferentes para contraponer aspectos de la cultura africana y europea. Y constituye un testimonio valiosísimo de aquella época del afrofranquismo o del falangismo tropical, tan desconocido por estos lares.

Como el propio Ndongo confesaba a Eduardo Laporte en una entrevista, es una lástima el desinterés europeo por la literatura africana. En su caso, nos encontramos ante una novela excelente, no solo por el valor que tiene de testimonio de una época, sino sobre todo porque muestra una forma muy particular de hacer novela en español, a la altura de los mejores autores peninsulares y latinoamericanos, pero que, por desgracia, es olímpicamente ignorada en España.

 
Una pena, una verdadera pena, que el gran público no disfrute de estas novelas de sabor tropical genuino, con ese español africano, que enriquece el lenguaje con términos que no solo hacen referencia a fauna y flora autóctona, sino que nos descubre curiosidades como la de denominar aguagua a los autobuses públicos, herencia sin duda de los colonos de origen canario, así como otros vocablos importados del inglés criollo, ese pidgin que hablaban los braceros nigerianos contratados para la explotación de las plantaciones de cacao y café en la época colonial.

 

lunes, 22 de octubre de 2012

Un año y un día

Se cumple hoy un año de la puesta en marcha de este blog. Un blog parido para dar a conocer mi obra, pero también para hablar de literatura navarra, de novela negra, de etnothrillers y de historias relacionadas con ese continente que tenemos ahí abajo, África.

14.000 visitas se han asomado a la Estafeta en estos doce meses, siendo lo más visto la bofetada que se pegó una australiana saltando sobre el Zambeze y un artículo sobre La intérprete, esa película que arranca en la plaza de toros de Maputo, la antigua Lourenço Marques, capital de Mozambique. También han recibido muchas visitas el artículo que describe la maldición que aqueja a la embajada española en Zimbabwe, de protagonismo esencial en mi novela, la entrevista radiofónica que me hicieron en Almansa Uno cuando me dieron el Premio López Torrijos por Beautiful Rhodesia y los relacionados con otros autores navarros, como Patxi Irurzun, Ignacio Lloret y Eduardo Laporte.

La mayor parte de visitantes proceden, lógicamente, de países de lengua española, pero también se han asomado por aquí gentes de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido y una docena de valientes del sur de África.

Como podréis imaginar, quedo la mar de contento con el balance de este primer añito.

Veremos cómo se da el segundo que, confiemos, mostrará como imagen de entrada la cubierta de una nueva novela.

Esperemos.

Mientras tanto, aquí seguiré, asomado a la Estafeta.

 

jueves, 31 de mayo de 2012

Palmeras en la nieve

No os voy a descubrir ahora mi afición por los temas africanos y por intentar leer cualquier novela o ver cualquier peli relacionada con nuestros vecinos del sur.

Hace unas semanas, en Onda Melodía, entrevistaron a Clara Sánchez y después a mí. Y, a continuación, tuve la oportunidad de conocer telefónica o radiofónicamente (o de ambas maneras a la vez) a Luz Gabás.

Como yo, Luz ha mirado a África para escribir su primera novela. En su caso, a Guinea Ecuatorial, primero colonia, después provincia española y, desde octubre de 1968, estado independiente.

Mis últimas experiencias con novelas españolas ambientadas en África no habían sido demasiado buenas. En algunos casos, me dieron la impresión de que, sobre un manuscrito original, el autor o autora se había visto obligado a prolongar artificialmente la historia hasta alcanzar las 700 u 800 páginas que parece que necesitan ciertas editoriales para apostar por un libro.

Con esa prevención inicié la lectura de Palmeras en la nieve. Una prosa rápida, muy visual, con una historia que mezcla las realidades tantas veces contrapuestas de colonos y colonizados, me atrapó eficazmente.

Amor, aventuras, racismo y represión del emergente nacionalismo ecuatoguineano se unen al dolor y la nostalgia de aquellos españoles que se vieron obligados a abandonar precipitadamente su tierra africana. Luz Gabás hace girar la novela en torno a un tema oculto durante décadas, como es el de las relaciones sexuales y amorosas entre europeos y nativos y, aunque en algunos momentos se acerca peligrosamente al culebrón, sabe alejarse de ese riesgo airosamente.

Así que, si os apetece pasar un poco de calor húmedo, poneos el salacot y preparaos a oler a cacao.

Yo me lo pasé pipa.

Guardia Civil en Santa Isabel (Malabo). Años 60

martes, 27 de marzo de 2012

Hombres

Cuando lleguen los primeros días de julio y en esta ciudad estemos ya a otra cosa, en el resto del mundo un tema se habrá puesto de moda, será trend topic, vamos, porque se publicarán libros, saldrán pelis e Informe Semanal emitirá su correspondiente reportaje al respecto.

Sí, el próximo 5 de julio se cumplirán cincuenta años de la independencia de Argelia. Ya conocéis mi afición por estos temas de las guerras de liberación africanas. Y sabéis también cuánto me gusta crear tendencia, así que he decidido adelantarme unos meses por el camino que más me gusta, la literatura.

Esta circunstancia me ha permitido descubrir Hombres, la novela deslumbrante de Laurent Mauvignier, que relata unas horas en la vida de un grupo de veteranos franceses de la guerra de Argelia.

Con un estilo que nos puede recordar al de Lobo Antunes, Mauvignier desgrana los fantasmas y los traumas de estos ancianos, en un país, Francia, que durante décadas ha pretendido ignorar lo que hizo y sufrió en Argelia entre 1954 y 1962, que ha dado la espalda a los atentados, a las torturas, a las masacres de civiles franceses y argelinos, a la guerra sucia, al racismo, al colonialismo y al éxodo de los pieds noirs, los pies negros.

Por otra parte retrata, también, las complicadas relaciones que se establecen en una familia, una familia cualquiera.

Hombres es, pues, un más que recomendable ejemplo de la literatura francesa que solemos tener bastante olvidada a este lado del Adour.

Total, como les solemos ganar en todo...

jueves, 8 de marzo de 2012

Auge de la literatura colonial en español

Hace ya algún tiempo comentamos que en la literatura española el tema colonial no contaba con una excesiva producción. Contraponíamos esta situación con la abundante obra británica ambientada en la India colonial, (con ejemplos como La joya de la Corona o Pasaje a la India) o la portuguesa, más cercana a nosotros, con artículos dedicados a novelas como El árbol de las palabras (Teolinda Gersao), La costa de los murmullos (Lídia Jorge) o Esplendor de Portugal (Lobo Antunes), ambientadas en el África portuguesa de los años 60 y 70.

En cambio, en la literatura española, decíamos que los escenarios africanos no gozaban de la misma presencia. Tan solo un puñado de novelas, como Imán (Ramón J. Sender) o La forja de un rebelde (Arturo Barea) habían descrito las guerras en el Marruecos de comienzos del siglo XX.

En épocas más recientes, algunos autores han mirado al otro lado del Estrecho para ambientar sus novelas. Así, Eduardo Garrigues eligió la antigua Namibia alemana para La dama de Duwisib, Javier Yanes nos llevó a Kenia en El señor de las llanuras, el televisivo David Cantero viajó a África en busca de El hombre del baobab o, más cerquita de aquí, Bernardo Atxaga ambientó sus Zazpi etxe Frantzian (Siete casas en Francia) en el Congo Belga.

Pero ha sido el prodigioso éxito de María Dueñas con El tiempo entre costuras, esa historia de amores y espionaje en el Marruecos español de los años 30 y 40, el que realmente ha revitalizado el género.

A su estela, Temas de Hoy ha repetido triunfo con Palmeras en la nieve, de Luz Gabás, la historia de dos colonos de origen aragonés en las plantaciones de Fernando Poo, en la antigua Guinea Española.

Al igual que en el caso de María Dueñas, cabe destacar que ésta es la primera novela de la autora, alcaldesa de Benasque, por otra parte.

Un clásico de nuestra literatura africanista, Javier Reverte, ha elegido el mismo escenario ecuatoguineano para La canción de Mbama, donde vuelve a trenzar una novela en un ambiente colonial español, como ya hiciera con El médico de Ifni.

Clara muestra del interés del público por este tema es el reciente ganador del Premio Planeta (Lara nunca da puntadas sin hilo) El imperio eres tú, de Javier Moro, en el Brasil recién independizado de Portugal en el siglo XIX, y el finalista del mismo premio, Tiempo de arena, de Inma Chacón, que surge del desastre español en Filipinas en 1898.

Con un pelín de mayor modestia, mi Beautiful Rhodesia también es, sin duda, una muestra más de esta nueva mirada nuestra y literaria al viejo colonialismo europeo.

lunes, 13 de febrero de 2012

Chipolopolo boys

Anoche, Zambia, la antigua Rhodesia del Norte, se proclamó campeona de África de fútbol. En una final emocionantísima, los Chipolopolo se llevaron la copa en la tanda de penaltis ante la favorita, Costa de Marfil.

Zambia es un país de extraordinaria riqueza minera y su cinturón del cobre, el Copper Belt, que une Lusaka con Livingstone, supone uno de los más importantes yacimientos del mundo de este mineral, explotado a conciencia por los británicos en la época colonial. De ahí les viene el apodo, Chipolopolo, las balas de cobre, en lengua chibemba, no en zulú, como decía el otro día el Marca. Eso sería como afirmar que Osasuna significa salud en ucraniano.

Se da la circunstancia de que la final de ayer se disputó en Libreville, capital de Gabón. Allí, hace diecinueve años, los mejores jugadores de la selección zambiana hallaron la muerte en un accidente de avión. Qué caprichoso puede llegar a ser el destino.

He estado espiando hoy la página que tiene este equipo en Facebook, y me ha emocionado ver cómo algunos blancos, antiguos colonos o que aún viven allá, han sentido la victoria como propia, hecho impensable, quizás, hace algunas décadas.

Y ya que en este blog solemos hablar de libros, os recomiendo uno del escritor sueco Henning Mankell, famoso por su personaje del inspector Wallander, ambientado en la Zambia de las últimas décadas: El ojo del leopardo.

En el vídeo vemos cómo el seleccionador de Zambia, Herve Renard, lleva en brazos al lesionado Joseph Musonda para que pueda celebrar la victoria junto a sus compañeros. Luego, Chris Katongo resultaría elegido mejor jugador del campeonato. Congratulations Chipolopolo boys.

miércoles, 4 de enero de 2012

Literatura colonial portuguesa (III)

António Lobo Antunes puede que sea el autor portugués que con mayor crudeza ha hablado sobre la guerra colonial, sobre la guerra de Ultramar como la conocían nuestros vecinos o las guerras de independencia desde el punto de vista de guineanos, angoleños y mozambiqueños.

Nacido en 1942, en Lisboa, y licenciado en medicina, cumplió su servicio militar en Angola donde fue testigo de las mayores barbaridades, que han dejado una huella profunda en su forma de entender la vida y la literatura.

Su estilo es complejo, monumental, muy trabado y trabajado, y su literatura le ha convertido, desde hace años, en candidato al Nobel.

Hace algo menos de un año que leí su Esplendor de Portugal, título que toma del primer verso del himno nacional luso. Narra las desventuras de una familia de retornados, de colonos portugueses en Angola que se ven obligados a regresar a la península cuando este país alcanza la independencia en 1975. Una península, un Portugal, que no es, desde luego, su país, como demuestra la madre de la familia que prefiere quedarse en África expuesta a los saqueos, a la guerra civil y al afán de revancha de los guerrilleros negros.

Como en un puzzle deslavazado y agobiante, sus capítulos son monólogos de prácticamente frase única, sin apenas puntos, piezas que el lector debe recomponer para entender el desarraigo de aquellos africanos blancos que recuerdan con nostalgia la riqueza de sus haciendas, sus privilegios, su dominio sobre la mayoritaria población negra y sus propias miserias y fantasmas familiares.

El racismo, el colonialismo y el desarraigo son tres temas que me apasionan.

Y su combinación magistral en manos de Lobo Antunes deja con la boca abierta.

Al menos a mí.

Imagen tomada de El País, cuando Lobo anunció, en 2007, que sufría cáncer

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Literatura colonial portuguesa (II)

La costa de los murmullos es la cuarta novela, segunda traducida al español, de Lídia Jorge, autora nacida en el Algarve y que fue, durante años, profesora de literatura en las provincias de Angola y Mozambique.

La costa de los murmullos constituye un relato sobre la guerra colonial en Mozambique desde el punto de vista de las familias de los oficiales portugueses desplazados a aquel conflicto. Como he comentado otras veces, estamos muy acostumbrados a ver cómo los americanos volvían tarumbas perdidos del Vietnam, pero sabemos muy poco sobre cómo volvían los portugueses de África, hace poco más de treinta años. Me viene a la mente una entrevista a Lobo Antunes, en la que contaba cómo había visto jugar a fútbol a muchachos portugueses en Angola mientras hacían allí la mili. Los balones eran cabezas de prisioneros africanos.

Atrocidades como éstas también aparecen en la novela, que narra crudamente cuánto afectaron a los soldados lusos y a sus relaciones con sus familias y la población nativa.

Hace ya tiempo que la leí, pero dos imágenes me siguen viniendo a la cabeza al recordar este libro: las nubes de langostas y las muertes en los guetos africanos por culpa del alcohol adulterado, a orillas de aquel idílico Índico colonial. Todo ello como símbolo del contraste entre la cruel realidad que vive Eva Lopo, la protagonista, y la versión oficial del gobierno portugués.

Aquí os dejo el trailer de la película, de Margarida Cardoso.

martes, 22 de noviembre de 2011

Literatura colonial portuguesa (I)

No sé muy bien por qué, pero la verdad es que siempre me ha gustado la literatura de ambiente colonial, tal vez influido por pelis o series británicas como La Joya de la Corona o Pasaje a la India, basadas en las respectivas novelas de Paul Scott y E. M. Foster. En esta misma línea, y aun no siendo británica, podríamos encuadrar a Isak Dinesen, sus Memorias de África y su Redford/Finch Hatton sobrevolando las colinas de Ngong.

Por desgracia, no se trata de un género demasiado tratado en la literatura española. Apenas hay obras ambientadas en, por ejemplo, las guerras de independencia latinoamericanas de principios del siglo XIX (me viene a la cabeza Sueños de libertador, del navarro Fermín Goñi) o en el Desastre del 98. Y menos aún sobre la presencia española en Guinea, Ifni, Sahara o Marruecos, más allá del deslumbrante éxito de María Dueñas con El tiempo entre costuras.

Buscando, pues, nombres que me resultaran más familiares que los Smiths, Johnsons y similares, decidí investigar en la literatura colonial portuguesa, sin duda más cercana en lo cultural y en el tiempo.

Portugal libró, entre 1961 y 1974, una cruenta guerra colonial en Guinea, Angola y Mozambique. Este conflicto ha marcado a toda una generación de portugueses y, obviamente, se refleja en su literatura. Más de 10.000 soldados portugueses perdieron la vida en esas guerras, una cifra comparativamente mucho más elevada que la de americanos que murieron en Vietnam, y mira que dan la turrada los yankis con esa guerra. Y no hay que olvidar que casi el 10% de la actual población portuguesa nació o vivió en esos países.

La primera novela portuguesa que leí sobre el tema se titula El árbol de las palabras, de Teolinda Gersao. Pese a nacer en Coimbra, pasó buena parte de su juventud en Lourenço Marques, hoy Maputo, la capital de Mozambique. Su novela refleja el cruce de razas y culturas que vivía aquella ciudad en los años 60 y 70. Y, también, cómo no, la discriminación de los nativos y la guerra en el campo. Pero es, sobre todo, una obra sobre la infancia y la adolescencia, sobre las relaciones familiares e, incluso, sobre el feminismo.

Para hacernos una idea de cómo era la vida en lo que los portugueses llamaban la Perla del Índico, la Ciudad de las Acacias, os dejo este vídeo. Otro día seguiremos hablando sobre más novelas lusas ambientadas en la época.