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martes, 9 de octubre de 2018

El rey de Andorra

Este miércoles, día 10 de octubre, a las 19:00 en Katakrak, don Miguel Izu presenta su nueva novela, El rey de Andorra.


Le acompañaremos, con nuestros habituales chistes malos, Carlos Bassas y un servidor.






No os perdáis las peripecias de Boris I, que quiso reinar en los Pirineos en 1934, que se enroló en el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial y que ha acabado siendo sospechoso de un crimen cometido en pleno siglo XXI.






Y, ah, por cierto, es una novela estupenda y sorprendente.



martes, 5 de septiembre de 2017

El rastro del lobo, de José Luis Muñoz

Desde hace unos meses ya está en la calle El rastro del lobo, segunda novela de la colección Criminal de Ediciones Traspiés (la primera fue Orán ya no te quiere).


Con la incorporación de José Luis Muñoz, uno de los máximos exponentes de la literatura policiaca ibérica actual, Traspiés enriquece su catálogo con una novela muy negra que nos cuenta la vida de Aribert Heim, médico en el campo de concentración de Mauthausen en tiempos de la segunda guerra mundial, y su persecución durante décadas por parte de autoridades y cazanazis.


A lo largo de la narración Muñoz mezcla ambas épocas con habilidad, proponiendo escenarios  diferentes (Egipto, España, Alemania, América Latina...) y utilizando distintas voces (la del fugitivo, la de quienes lo protegen, la de quienes lo buscan, la de sus víctimas...). Así, no es difícil que las personas aficionadas al tema encuentren elementos que puedan resultarles familiares de películas tan conocidas como Los niños del Brasil, La caja de música u Odessa (basada en la famosa novela de Frederick Forsyth). Las alusiones al Mossad o al Centro Wiesenthal son buena muestra de ello.


De todos modos, y por encima de estos ingredientes tan atractivos, los mayores valores de El rastro del lobo descansan sobre una construcción literaria impecable, en la que brilla, a mi juicio, el lenguaje tan crudo empleado en la descripción de la relación que mantienen el Doctor Muerte y una de sus víctimas. Siguiendo con las influencias cinematográficas, Portero de noche volverá a nuestra memoria al leer (y sufrir) estas escenas.

Así pues, esta es una novela imprescindible para quienes quieran bucear en los entresijos contradictorios del alma humana. Y fundamental para quienes disfrutan persiguiendo nazis.






martes, 13 de septiembre de 2016

Dile a Marie que la quiero, de Jacinto Rey

Vivimos una época en la que nos hemos acostumbrado a ver a diario personas que huyen de las guerras y de la miseria, gente de África o Asia que busca refugio en Europa.

Hace setenta años era el europeo el pueblo que huía de la guerra y el fascismo. Dile a Marie que la quiero es la historia de una familia, en este caso una alemana de origen judío, que intenta escapar de la persecución nazi.

Bregado en la novela negra, Jacinto Rey se aleja del género (aunque asoma en el comportamiento criminal de alguno de sus protagonistas) para relatar esta historia coral, en la que no solo asistiremos a la lucha por la supervivencia de esta familia fugitiva sino que conoceremos a multitud de personajes que les ayudarán, volcados especialmente en la protección de la pequeña Marie.

El autor nos lleva a ritmo de vértigo por los distintos escenarios (Berlín, Provenza, París, Bretaña-Normandía), adereza la trama con escenas de acción y tramas amorosas y, sin profundizar demasiado en los caracteres de los personajes, algo estereotipados, nos ofrece una imagen fiel de la Europa asolada por la Segunda Guerra Mundial.

En resumen, Dile a Marie que la quiero es una novela amena, fácil y rápida de leer, pero que no por ello nos impide reflexionar sobre la vergüenza que vivió Europa hace setenta u ochenta años.

Y, por qué no, sobre la que vive ahora.


miércoles, 24 de agosto de 2016

Orán ya no te quiere, en El Gato Trotero

A primeros del mes de junio, el blog cultural El Gato Trotero se hizo eco de Orán ya no te quiere. Como podréis observar en la reseña, la novela sigue gustando y yo no puedo hacer otra cosa que agradecer a todas aquellas personas que la recomiendan su labor para acercarla al público.

Poliki poliki, que dice mi madre.




Un perdedor es alguien que ha convivido con el fracaso; una persona caída del alambre sobre el que se camina para darle continuidad a la vida, merced a los caprichos de un destino que no le quiso colocar una red que le salvase del golpe seguro que aguardaba bajo sus pies. El mundo está lleno de ellos, de perdedores, porque de manera inexorable también contiene ganadores, que son los que, en cierto modo, conocen el lado luminoso del asunto.

Muchos piensan que los vencedores son siempre héroes por saber imponerse al que fue su enemigo, doblegarlo y someterlo a su voluntad, que suele ser violenta y voraz… y sin embargo, nada tiene sentido si en tu victoria no siembras la clemencia. Por el contrario, asumir el fracaso es un hecho profundamente heroico, es la épica de la lucha interior por levantarse, encontrar un motivo que no te haga claudicar aún cuando ha claudicado, de manera forzada, el orgullo y la dignidad.

Seguir leyendo la reseña...






 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Una decisión peligrosa, de José Javier Abasolo

Pese al intento de conquista en 1512 por parte de Fernando el Católico (también conocido como el Falsario), en 1940 el Reino de Navarra sigue siendo un estado independiente a ambas faldas de los Pirineos.

Con esta premisa tan sugerente, José Javier Abasolo construye una ucronía (lo que los británicos llaman whatif) en su última novela, Una decisión peligrosa.

Nuestro viejo reino, encajonado entre la España franquista y la Francia ocupada por los nazis, mantiene una difícil neutralidad ante el conflicto europeo y el rey Teobaldo IV es la cabeza de la Iglesia Reformada de Navarra, una Navarra donde el protestantismo es la religión predominante, judíos y católicos son minoría y el Athletic Club ha ganado ocho ligas consecutivas (el autor no nos aclara si en su plantilla figuran jugadores franceses y riojanos).

A partir del asesinato del arzobispo católico de Pamplona y cardenal primado de Navarra, Abasolo construye un thriller político y de espionaje, en el que Iruñea es un hervidero de agentes secretos que tratan de arrastrar al pequeño estado pirenaico a sus respectivos bandos en guerra.

Pero, ante todo, y como cabía esperar, Abasolo ofrece una nueva lección de literatura policíaca, con personajes sólidos pero contradictorios (espectacular el comisario Da Silva) y una trama envolvente y de final, cómo no, inesperado; todo ello, como decimos, en un escenario histórico tan sugerente como atractivo que el autor maneja con solvencia para dibujar paralelismos con ciertas situaciones dramáticas sufridas en nuestra tierra.

La única duda que me queda, desasosegante, es la de cómo nos apañaríamos los pamploneses protestantes para honrar a San Fermín.

Que, por cierto, ya falta menos.

 

martes, 18 de noviembre de 2014

Mientras duermen los murciélagos, de Emilio Aragón Bermúdez

El aniversario de la muerte de Miliki puede ser, sin duda, una buena ocasión para recordar la faceta artística menos conocida de este payaso que tantas sonrisas y carcajadas nos regaló en nuestra infancia.

Porque Emilio Aragón Bermúdez fue, también, novelista.

Estos días he estado leyendo Mientras duermen los murciélagos, su última novela, en la que describe las peripecias de un grupo de veteranos artistas circenses que quieren huir del Berlín bombardeado por rusos, americanos y británicos en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial.

Con una amplia galería de personajes, de la que se desprende el profundo conocimiento y amor del autor por el circo, construye una historia tierna y al mismo tiempo dramática en la predomina, sobre todo, la calidad y agilidad de sus diálogos.

Así pues, como digo, hoy es un estupendo día para recordar a este hombre bueno.

Por cierto, con Miliki es inevitable emocionarse, como en su día lo hizo Cristina Villanueva, al repasar su vida y su inconfundible voz

 

sábado, 24 de mayo de 2014

El plan Bérkowitz, de Mario J. Les

Quienes no profundizan demasiado en la realidad de la narrativa navarra (si es que lo hacen), suelen achacarle una cierta monotonía temática, acusándola de demasiado pegada a temas locales, ya sean históricos o políticos.

Ignoran la gran variedad de géneros y escenarios que manejamos, ignoran nuestra capacidad para contar historias intimistas, sí, pero también otras habilidades narrativas que nos pueden llevar al terror, al género policíaco, la ciencia ficción o al thriller.

El plan Bérkowitz es un ejemplo de lo que comento. Su autor, Mario J. Les, nos traslada con audacia desde los escenarios navarros a los parques nacionales africanos, pasando por los atroces campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial. Con una premisa tan ambiciosa, Mario construye un thriller que desgrana la historia de una familia navarro-judía, los Bérkowitz, a lo largo de sesenta años.

Con algunos errores propios del novelista novato (de esto sé mucho), Mario demuestra en esta novela-debut que sabe cómo dosificar una trama tan adictiva en capítulos cortos y dotados de ritmo, donde, además, destaca una profunda labor de documentación para construir unos escenarios verosímiles, a caballo entre el National Geographic y el History Channel.

Si a esta consideración unimos la calidad narrativa de muchas de sus escenas, El plan Bérkowitz supone una propuesta más que atractiva para quienes nos sentimos fascinados por los paisajes africanos y las historias de espías y nazis.

Aunque haya quien piense que se trata de un género menor.

PD.- Esta novela, también, puede arrancarte una sonrisa si te gustaba el baloncesto europeo de los años 70 y 80, empleando un truco similar al de Carlos Bassas en El honor es una mortaja.

 

lunes, 12 de mayo de 2014

Los surcos del azar, de Paco Roca

Comentaba el otro día en el club de lectura de la Biblioteca Pública de San Jorge, que, aparte de las amistades que se forjan y de las tertulias que las cimentan, lo mejor que saco de esas reuniones mensuales es el descubrimiento de libros y autores en los que no había reparado. O para los que no había sacado tiempo.

Pues bien, uno de los mayores hallazgos de este curso ha sido el de la novela gráfica. Siempre me ha gustado el cómic, de pequeño era un comprador compulsivo de Don Mikis, Mortadelos y TBOs, y siempre defenderé a Tintín y Astérix. Pero, como decía, en el club de lectura he descubierto una variante del género, la novela gráfica.

Así, este año he tenido la oportunidad de disfrutar de Maus y de Píldoras azules. Y, gracias a ellos, me he acercado a Paco Roca, autor de Los surcos del azar, que me ha dejado la boca más abierta que la de los leones de los buzones de Correos en el paseo de Sarasate.

A caballo entre dos lenguajes, el literario y el cinematográfico, Paco Roca recrea la epopeya de ese grupo de republicanos españoles que, tras huir de Alicante a finales de marzo de 1939, sufrir como esclavos en la construcción del Transahariano que debía unir Argel con Níger y enrolarse en el ejército de la Francia Libre, liberaron París de los nazis en agosto de 1944.

Esta aventura, pese a ser poco conocida, va haciéndose hueco en la literatura española (me viene a la cabeza Morir bajo dos banderas, de Alejandro M. Gallo) y comienza así a saldarse la deuda histórica contraída con aquel puñado de luchadores antifascistas.

Como Art Spiegelman en Maus y Frederik Peeters en Píldoras azules, Paco Roca no duda en convertirse a sí mismo en un personaje más de Los surcos del azar, protagonista de una serie de entrevistas con uno de esos veteranos republicanos que le confía sus memorias y recuerdos, con sus luces y sombras. Curiosamente, y al contrario del estándar cinematográfico, Paco Roca emplea el color para las escenas de los años 40 y el blanco y negro para las actuales.

Excelentemente narrada y dibujada (memorables las escenas de batalla y, sobre todo, la entrada de La Nueve en París en la madrugada del 24 de agosto de 1944), Los surcos del azar confirman a Paco Roca como uno de los grandes autores europeos de la novela gráfica actual.

No os la perdáis.


 

martes, 18 de febrero de 2014

Asesinatos archivados, de Didier Daeninckx

El 17 de octubre de 1961, mientras en Argelia se libraban los combates más violentos de su guerra de independencia, una manifestación de argelinos de París, que protestaban por el toque de queda al que se veían sometidos, acabó en masacre.

Esa misma noche, en el fragor de la represión de los gendarmes, un profesor francés de Historia es asesinado. Veinte años después, su hijo, también.

En este marco histórico, Didier Daeninckx construye Asesinatos archivados (ed. Akal), una novela negra colosal que navega entre el thriller político y la intriga policíaca.

Siempre había pensado que los franceses habían tardado demasiados años (casi cincuenta) en sacudirse los fantasmas que rodean la descolonización de Argelia. Tenemos buenos ejemplos en la actualidad, Hombres, de Laurent Mauvignier, o Donde dejé mi alma, de Jérôme Ferrari.

Pero no, con esta novela me he llevado la sorpresa de que el señor Daeninckx ya lo hizo en 1983.

Con un ritmo perfectamente medido y todos los ingredientes del género (inspector de provincias, intereses gubernamentales ocultos, un poco de amor imposible), Asesinatos archivados nos lleva también al otro gran tabú que pesa sobre la conciencia francesa, la colaboración con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Desde luego, esta novela me ha chiflado, no solo porque toque palos de la Historia del siglo XX que siempre me han interesado, sino por la forma con la que el autor supo construir la trama.

Y en menos de 200 páginas, que no hace falta un kilo de papel para armar buenas historias, coño.
 

jueves, 12 de septiembre de 2013

El informe Müller, de Antonio Manzanera

Ya hemos comentado en otras ocasiones que la novela de espías en castellano vive una época de esplendor, gracias a autores como Andrés Pérez Domínguez, Carlos Díaz Domínguez o, en cierto modo, Ignacio del Valle.

A este trío se ha unido recientemente Antonio Manzanera con El informe Müller, novela ambientada en la Alemania de postguerra, en la que un historiador británico y un agente de la CIA investigan el paradero de Heinrich Müller, el antiguo jefe de la Gestapo.

Tras un arranque soberbio, que destila aroma a las mejores novelas clásicas del género de Frederick Forsyth y John Le Carré y en el que nos encontramos con la pista de personajes paradigmáticos de la Guerra Fría como Burgess o Kim Philby, los dos investigadores desgranan a través de sus pesquisas aspectos tan interesantes como los últimos días de vida de Adolf Hitler en el búnker de Berlín o la intrincada red de espías y agentes dobles que se formó en Europa, a ambos lados del Telón de Acero, tras la Segunda Guerra Mundial.

Manzanera (que los economistas nos dediquemos a la literatura en tiempos de crisis dice mucho de la época que vivimos) emplea con acierto una estructura narrativa lineal, en esa Alemania de mediados de los años 50, con frecuentes flashbacks al ocaso nazi, para ir incrementando paulatinamente el ritmo y la intensidad de la obra conforme esta se acerca a su desenlace.

El informe Müller es, pues, una novela apasionante para cualquier aficionado al género, tal vez un poco fría en ocasiones, característica que, por otra parte, tampoco desentona en un entorno como el de aquellos personajes que se vieron envueltos en el final de una guerra tan atroz como la de 1939-1945 y en el arranque del conflicto que dividió al mundo en dos bloques durante más de cuarenta años, hasta la caída del Muro de Berlín.

lunes, 7 de enero de 2013

Protesto

Protesto.

Sí.

Pero no, no protesto por cualquiera de las cosas, las mil que tenemos alrededor, que nos dan motivos más que de sobra para ello. Ante esta situación he decidido abrir un paraguas, que intente taparme a mí y a mi gente más cercana, y esperar a que escampe. Egoísta, sí, pero de momento no doy para más.

Pero a lo que iba.

Protesto.

Me chiflan las pelis americanas de juicios y abogados, sé que algunas son malas, efectistas, americanadas en el peor sentido de la palabra, pero qué le voy a hacer, aplaudo con las orejas cuando el fiscal suelta su perorata y el abogado defensor suelta ese señoría, protesto.

Me pone. Supongo que me aficioné de crío con Corbin Bensen y aquella serie fantástica, La ley de Los Ángeles. Luego me dejaron con la boca abierta Vencedores o vencidos (Judgement at Nuremberg) esa maravilla sobre los juicios a los nazis tras la Segunda Guerra Mundial (hay que hacerles la ola a Spencer Tracy, Burt Lancaster y Montgomery Clift), y la mala hostia de Jack Nicholson en Algunos hombres buenos (A few good men)

En cambio, nunca había catado novela sobre el tema y estos días he disfrutado con la entretenidísima El veredicto, de Michael Connelly, la nueva estrella emergente de la novela policíaca norteamericana. No es alta literatura, no, pero es ágil, divertida, con unos diálogos magníficos y me ha hecho volver a aplaudir cuando el abogado Mickey Haller lanzaba sus diatribas.

Protesto.

Denegada.

Guau.

domingo, 7 de octubre de 2012

Primer balance de la Feria

Cuando la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Pamplona supera su ecuador, llega el momento de hacer un primer balance.

De hacer un primer balance de mis inversiones, que ya me he dejado unos euros.
  1. Un clásico de Frederick Forsyth, Odessa, con sus cazanazis de los años 60.
  2. El fantasma de Anil, de Michael Ondaatje, este escritor de ancestros holandeses, nacido en Sri Lanka y que vive en Canadá, que maravilló con El paciente inglés. También me maravilló Kristin Scott Thomas en su versión cinematográfica.
  3. De todo corazón, de Andreu Martín, que se llevó un Premio Alfons el Magnànim en Valencia.
  4. Viene el lobo, de mi adorado autor zambiano, de cuando Zambia era Rhodesia del Norte, Wilbur Smith, ambientada en la invasión de Abisinia (Etiopía) por las tropas italianas de Mussolini en 1935.
  5. La clave Pinner, de Andrés Pérez Domínguez, el gran maestro sevillano de intrigas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial.
  6. No puede faltar Alexander McCall Smith, otro autor rhodesiano, del sur, de la actual Zimbabwe, con la novela Alegres y en compañía, de su saga sobre la primera agencia de mujeres detectives de Botswana.
  7. Francisco García Pavón, uno de los maestros de la novela policíaca española, con Las hermanas coloradas.
  8. Imprescindible Los mares del Sur, de Manuel Vázquez Montalbán.
  9. Retornamos como sombras, de Paco Ignacio Taibo II, que revolucionó la novela negra en castellano.
  10. Dicen que Michael Connelly es el number one actual de lo negro-policial, así que, para probar, me he hecho con El veredicto.
  11. El alquimista impaciente, de Lorenzo Silva, al que ya tenía ganas.
En fin, que ya tengo libros para el otoño.

Y para que se me hundan las estanterías, como dice mi padre.

La semana que viene, más.
 

martes, 24 de julio de 2012

Ignacio del Valle

Hace algún tiempo intercambié con Eduardo Laporte una serie de twits, tuits o como se escriba, sobre novelas de playa y novelas de sofá, sobre novelas livianas, aptas para ser leídas en cualquier parte, y novelas que requieren una cierta concentración para su lectura. Para mi asombro, Eduardo defendía su capacidad para el disfrute de la literatura en la playa, aunque algún cuerpo humano con determinadas características pudiera llegar a distraerle fugazmente.

A mi juicio, existe un ambiente menos propicio aún para la lectura, como es el de un hospital, un ambiente que me ha tocado vivir recientemente. Y oigan, hay que ser muy hábil escribiendo para captar la atención de un lector que se encuentra en semejante ambiente, con personal médico, de enfermería, pastillas, oxígenos, visitas, análisis y tubos por todas partes.

En una de esas jornadas sanitarias abrí El tiempo de los emperadores 
extraños, de Ignacio del Valle. Había oído hablar de sus obras, de Silencio en la nieve, peli basada en esta novela protagonizada por Juan Diego Botto y Carmelo Gómez, contaba con referencias excelentes y hasta me había convertido en seguidor suyo en ese chisme llamado Twitter.

Más de una vez he leído las quejas de Andrés Pérez Domínguez sobre un cierto desprestigio que acompaña a las novelas de nazis. La de Ignacio del Valle también juega con este elemento, y tanto a él como a Andrés puedo decirles que no se preocupen, que si siguen siendo capaces de escribir así de bien, no habrá crítico con la jeta suficiente para dejar sus novelas en mal lugar.

Porque El tiempo de los emperadores extraños no es solo un thriller trepidante, excelentemente ambientado en las andanzas de la División Azul en las estepas heladas que rodeaban Leningrado a finales de 1943; no es solo la historia de un asesino en serie, una novela de venganzas y rencores, sino que también es un alarde de técnica narrativa, sabiamente equilibrada en el fondo y en la forma, y que consigue atrapar tu alma aunque la tengas distraída por la salud de la mujer que te trajo al mundo.

Gracias, pues, Ignacio, por los ratos que me has hecho pasar, y me apunto a seguir con entusiasmo el resto de tu carrera literaria.