martes, 5 de marzo de 2013

Historias de Anaita

Anaitasuna, la sociedad a la que pertenezco, me ha invitado a formar parte del jurado de su I Certamen de Microrrelatos Historias de Anaita.

La convocatoria ya está en marcha y, si eres socio o socia de la SCDR Anaitasuna, txiki o mayor, euskaldun o castellanoparlante, tienes de plazo para entregar tu cuento (225 palabras máximo) hasta el 22 de marzo.

Anímate, cuéntanos alguna batallita, algún recuerdo, alguna anécdota o invéntatela directamente, que Anaitasuna tiene mucha historia y muchas historias que contar.

Aquí tenéis las bases del concurso.



Por último, quiero agradecer a la sociedad que hayan tenido en cuenta a la literatura a la hora de programar actividades, que la teníamos un poco olvidada.

A ver si hay suerte, se reciben buenos textos y este concurso se convierte en cita anual ineludible, que en esta tierra con hacer algo dos veces ya tenemos tradición de toda la vida.

martes, 26 de febrero de 2013

Música revolucionaria

Hace unos días, un grupo de ciudadanos portugueses, perteneciente al grupo Que le den a la troika, interrumpió el discurso de su primer ministro Pedro Passos Coelho en el parlamento, entonando la canción Grândola Vila Morena, himno de la Revolución de los Claveles. Hay que reconocerle al señor Passos el respeto con el que escuchó la protesta. En parlamentos más cercanos habrían sacado a esas personas a limpia hostia.


El caso es que se cree que esta canción del cantautor luso Zeca Afonso, emitida en la medianoche de aquel 25 de abril de 1974 por Radio Renascença, fue la señal convenida para que el Movimiento de las Fuerzas Armadas, conocidos como los capitanes de abril, diera el golpe de estado que acabó con el régimen salazarista y la guerra colonial y abriese las puertas de la democracia, por fin, a un Portugal sometido a más de cuarenta años de dictadura.

Esta creencia no es del todo exacta.

Faltaban cinco minutos para la medianoche cuando la emisora lisboeta emitió este Depois do Adeus, interpretada por Paulo Carvalho, y que había representado a Portugal, unas semanas antes, en el Festival de Eurovisión celebrado en Brighton y que ganó el grupo sueco Abba con Waterloo.


Esta canción puso en alerta a los oficiales del ejército portugués que, veinticinco minutos más tarde, cuando sonó el Grândola Vila Morena, pusieron en marcha el golpe que en pocas horas se extendió por todo el país y sus colonias africanas y asiáticas.

 

domingo, 24 de febrero de 2013

Wilbur Smith

Wilbur Addison Smith, nacido en 1933 en Kabwe (Zambia), en el seno de una familia de colonos británicos cuando este territorio se llamaba aún Rhodesia del Norte, es uno de los escritores de habla inglesa más traducidos y vendidos a escala mundial.

Pese a no ser demasiado conocido en España, en otros países de habla española, como Argentina, resulta todo un bestseller. Smith es, a mi juicio, el gran maestro de la novela de aventuras, capaz de llevarnos a escenarios exóticos, a los paisajes coloniales de su juventud, con un ritmo y unas tramas la mar de entretenidas.

Sus mayores éxitos se los debe a una serie de novelas, auténticas sagas familiares, protagonizadas por los Courtney y los Ballantyne, que describen la historia del sur de África desde la llegada de los primeros europeos a la zona en el siglo XVII hasta la actualidad. A través de esta prolífica obra, el autor desgrana conflictos amorosos, raciales o históricos, que incluyen la colonización, la participación sudafricana en las dos guerras mundiales, los regímenes de segregación racial en Sudáfrica y la Rhodesia de Ian Smith o el final del apartheid. Todo ello condimentado con ingredientes como el sexo y los intereses económicos que la emparentan claramente con éxitos televisivos yankis como Dallas, Falcon Crest o Dinastía, aunque aderezados eso sí, con oro, diamantes, leones, elefantes y la lucha de los pueblos nativos africanos por su emancipación.

Algunas de las novelas de más éxito de esta serie son Cuando comen los leones, Furia, El poder de la espada o Costa ardiente. Acaba de ser publicada en España El destino del cazador, de momento la última de la saga, en Duomo Ediciones, donde podéis encontrar también algunas de las novelas que componen su saga dedicada al Egipto de los Faraones.






 

viernes, 15 de febrero de 2013

El guardián invisible, de Dolores Redondo

Sobre que en este rinconcito a los pies de los Pirineos también se escribe novela negra ya hemos hablado en alguna ocasión en este blog. Y que la literatura navarra esté viviendo un momento dulce no es noticia tampoco.

Por eso produce una satisfacción brutal que Dolores Redondo, una de los nuestros, esté arrasando con El guardián invisible, la primera entrega de una trilogía policíaca ambientaba en el valle del Baztan, y que está contando con un espectacular lanzamiento editorial, no solo en la península Ibérica, sino también en toda Europa.

Redondo, nacida en San Sebastián y afincada en Cintruénigo desde hace años, nos presenta en esta novela a Amaia Salazar, vecina mía de la calle Mercaderes, inspectora de la Policía Foral y responsable de la investigación de una serie de crímenes producidos en los alrededores de Elizondo.

Este hecho, el que la Policía Foral se incorpore a la literatura policíaca, supone un atractivo tremendo para el público navarro. Si a ello le sumamos la currada que se ha pegado la autora para describir sus procedimientos de trabajo lo que los yankis llaman police procedural novel, algo no demasiado habitual en el género negro en castellano—; si a esto le unimos también cómo nos cuenta sus conflictos internos o de competencias con otros cuerpos policiales como la Guardia Civil; si además es capaz de trenzar una trama que juega con la mitología mágica vasca y los ciscos familiares; y si finalmente maneja todo con un ritmo narrativo sabiamente medido, uno puede explicarse perfectamente las claves del éxito de esta novela entre los fans del género.

Así que me alegro un huevo por Dolores.

Y por quienes escribimos literatura negra en esta tierra, claro.


Dolores, con el río Baztan detrás (foto Diario de Noticias)
 

martes, 12 de febrero de 2013

La caja de música y el filólogo asesinado

Ganar un premio de novela reporta, como podréis suponer, una alegría inmensa. Y si es la primera vez, ni os cuento.

Te llegan entrevistas, te entregan el premio, te conviertes en estrellita por un día.

Luego arranca el curro con la editorial, correcciones, maquetaciones, galeradas, lecturas, relecturas y el momento mágico de recibir el diseño de la portada.

Más tarde llegan las presentaciones, las firmas, autógrafos a algún despistao y asistir a la repercusión de la novela, tanto en ventas como en críticas.

Pero un poco más tarde, un año en mi caso, llega un momento aterrador, el de leer la novela finalista. En el López Torrijos 2011, que ganó Beautiful Rhodesia, la finalista fue La caja de música y el filólogo asesinado, de José Javier Muñoz.

Pavor, pavor es lo que sentía cuando la abrí. ¿Y si era mejor que la mía? ¿Y si el jurado se había columpiado con el fallo?

Es evidente que la subjetividad es inherente al veredicto de un concurso literario. Para mis padres, resulta obvio que Beautiful Rhodesia fue la mejor, no solo de esa edición del López Torrijos, sino de toda la literatura en castellano, por delante claramente del Quijote.

Yo no lo tengo tan claro. He disfrutado mucho esta caja de música. Tiene elementos en común con mi novela. Una cierta trama de intriga, un ambiente exótico, una estructura narrativa atractiva.

José Javier Muñoz nos lleva a la República Dominicana, de la mano de un agente literario que lee y evalúa la autobiografía de una antigua prostituta y que teme verse salpicado por un crimen relacionado con ese manuscrito.

Con estas premisas, Muñoz nos muestra una obra con pinceladas de novela social, de descripción de las mafias de explotación y turismo sexual e incluso de la situación de la inmigración latinoamericana en España.

Es también una novela de amor y un libro que desvela en cierto modo estrategias para medrar en el mundo editorial.

Como veis, es una novela la mar de completa en cuanto a temática, de lectura absorbente y hábilmente tejida.

Lo cual hace que, como decía aquel, me llene de orgullo y satisfacción haberme llevado ese López Torrijos 2011, tan inolvidable para mí.


***La caja de música y el filólogo asesinado, publicada por editorial Ledoria.


 

viernes, 8 de febrero de 2013

'Beautiful Rhodesia' en La Ventana Inventada

A Javier Díez Carmona, autor entre otras de Correr a ciegas y maestro en novelas con viaje, le gusta Beautiful Rhodesia.

No es mala referencia, pues.




Circuncisión masculina, la mejor solucción contra el SIDA” (¡¡!!)

Un agente del CNI y una detective de la policía de Zimbabwe unen sus fuerzas para resolver un asesinato incómodo, el de la joven hija del embajador español en la antigua Rhodesia.

Con este clásico argumento de novela negra, Carlos Erize nos invita a navegar por el pasado, presente y futuro de Zimbabwe, un país donde pobreza y corrupción caminan de mano del racismo, de la intolerancia de blancos contra negros y viceversa. Un país donde no sorprende la presencia de viejos criminales nazis adecuadamente camuflados y protegidos.

Beautiful Rhodesia fue una agradable sorpresa. Me acerqué a ella con precaución, sin más referencias que los comentarios leidos en facebook y esos fogonazos de historia rhodesiana que el autor cuelga en su blog. Pero pronto me vi enganchado en una trama bien estructurada, un argumento absorbente y una ambientación muy lograda. La habilidad del escritor para documentarse y la diversidad de sus fuentes parecen determinantes a la hora de ofrecer al lector un producto equilibrado y bien elaborado, que se devora en poco tiempo. Y que ganó el III Certamen de Novela Correduría López Torrijos.

jueves, 17 de enero de 2013

Ledoria, editorial solidaria

Hace unas semanas, al comentar algunas novedades para otoño de Ledoria, hablábamos del nacimiento del nuevo espacio que la editorial ha puesto en marcha en su ciudad, Toledo, en la calle del Ángel, número 8.

El pasado 21 de diciembre, durante el acto de inauguración del LIBROESPACIO, todo aquel que asistió con un kilo de alimentos no perecederos tuvo la oportunidad de llevarse un libro gratis a su casa.


El 15 de enero, Jesús Muñoz y Federico Dilla hicieron entrega de los alimentos así obtenidos a un comedor social y anunciaron la continuidad de este bonito programa cultural y solidario.

No puedo menos que felicitar a la editorial por esta iniciativa y sentirme orgulloso de que Beautiful Rhodesia haya podido dar de comer a alguien que lo necesite. Cosas así hacen grande, muy grande, a una editorial pequeñita.

¡Enhorabuena!

 

domingo, 13 de enero de 2013

Enrique Meneses y la guerra de Rhodesia

La semana pasada falleció Enrique Meneses, maestro de periodistas y uno de los grandes reporteros europeos de las últimas décadas.

Cubrió infinidad de conflictos armados, desde las guerras civiles en Zaire y Angola en los años 70 hasta la más reciente de los Balcanes, pasando por el tiempo que compartió en la Cuba de Batista con los entonces guerrilleros Fidel Castro y Ernesto Che Guevara..

Cuando yo era chiquitín, vi en la tele este reportaje de 1975, sobre la guerra de Rhodesia, en el cual lo que más me asombró fue la existencia de africanos blancos (excelentes, por cierto, las entrevistas de Meneses al obispo Abel Muzorewa, líder moderado de la mayoría negra del país, y a Ian Smith, primer ministro del gobierno blanco de Rhodesia). Quién sabe, quizás en este trabajo se halle, en cierto modo, mi interés por Zimbabwe y la génesis de mi novela Beautiful Rhodesia.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/reporteros-de-la-historia-de-tve/rhodesia-prueba/896951/

Meneses pertenecía a esa raza de reporteros de guerra, de la que formaron parte gente como Pedro Erquicia, Diego Carcedo, Arturo Pérez-Reverte, Ángela Rodicio o Carmen Sarmiento, que, aun a riesgo de sus vidas, supieron hacer llegar a nuestras pantallas la crudeza de las guerras que han asolado nuestro mundo.

Aún quedan periodistas así, claro, pero con la que está cayendo uno no puede evitar preguntar a la clase política española qué cojones están haciendo con RTVE, que en tiempos fue una de las más prestigiosas del mundo a la hora de cubrir conflictos armados internacionales.

Meneses con el primer ministro rhodesiano Ian Smith
 

sábado, 12 de enero de 2013

Andreu Martín

Andreu Martín (Barcelona, 1949) es toda una referencia para la novela negra en catalán, esa gran desconocida para el público castellanolector. Aun así, su obra se ha abierto camino en el panorama editorial desde hace años y buena muestra de ello es el éxito de su última novela, Cabaret Pompeya, así como el de otras anteriores, como Barcelona ConnectionSi hay que matar se mata, que le han hecho merecedor de premios como el Ateneo de Sevilla, el Carvalho, La sonrisa vertical o el Hammet.

Estos días he tenido oportunidad de leer De todo corazón (De tot cor), con la que obtuvo el Premio Alfons el Magnànim en 2008.

En ella, Andreu Martín retrata ferozmente el mundo de la prensa del corazón, en una sórdida mezcla de colores, el rosa y el negro. Un tema como este, que podía ser perfectamente tratado en forma de parodia, en manos de Martín adquiere tintes desasosegantes, crudos y drámaticos, no exentos en algún momento de ironía y un toque socarrón.

Más allá de la historia, con personajes potentes (me maravillan los periodistas carniceros, las folklóricas, el inspector Miralles y, sobre todo, Lucas), De todo corazón supone un ejemplo de ejercicio literario, del tipo al que aspiramos muchos autores, como es el cambio de registros, de estilo incluso, que consigue de forma aparentemente sencilla mezclando distintas novelas en una sola.

Y, desde luego, consigue abrir en canal un mundo tan curioso como el de este tipo de periodismo, siempre tan exitoso.

lunes, 7 de enero de 2013

Protesto

Protesto.

Sí.

Pero no, no protesto por cualquiera de las cosas, las mil que tenemos alrededor, que nos dan motivos más que de sobra para ello. Ante esta situación he decidido abrir un paraguas, que intente taparme a mí y a mi gente más cercana, y esperar a que escampe. Egoísta, sí, pero de momento no doy para más.

Pero a lo que iba.

Protesto.

Me chiflan las pelis americanas de juicios y abogados, sé que algunas son malas, efectistas, americanadas en el peor sentido de la palabra, pero qué le voy a hacer, aplaudo con las orejas cuando el fiscal suelta su perorata y el abogado defensor suelta ese señoría, protesto.

Me pone. Supongo que me aficioné de crío con Corbin Bensen y aquella serie fantástica, La ley de Los Ángeles. Luego me dejaron con la boca abierta Vencedores o vencidos (Judgement at Nuremberg) esa maravilla sobre los juicios a los nazis tras la Segunda Guerra Mundial (hay que hacerles la ola a Spencer Tracy, Burt Lancaster y Montgomery Clift), y la mala hostia de Jack Nicholson en Algunos hombres buenos (A few good men)

En cambio, nunca había catado novela sobre el tema y estos días he disfrutado con la entretenidísima El veredicto, de Michael Connelly, la nueva estrella emergente de la novela policíaca norteamericana. No es alta literatura, no, pero es ágil, divertida, con unos diálogos magníficos y me ha hecho volver a aplaudir cuando el abogado Mickey Haller lanzaba sus diatribas.

Protesto.

Denegada.

Guau.